Color / Blanco y negro

Ramón Masats

Color / Blanco y negro. Ramón Masats

Año 2008

1957, a sus 26 años, llega Ramón Masatsa Madrid para dedicarse profesionalmente a la fotografía. Como su paisano Josep Plá casi medio siglo antes, Masats traía de Barcelona ecos de la vida lugareña y la sabiduría antigua de las gentes sencillas, hechas al hábito del sacrificio y la incertidumbre. Y, al igual que el maestro ampurdanés, llegaba al capital pertrechado de un infrecuente sentido común, un intuitivo recelo hacia todo tipo de verdad canonizada por la costumbre y una aversión visceral por lo solemne, campanudo o pretendidamente artístico.

Una mirada que no convocaba a la nostalgia, sino al gozo y al deslumbramiento visual. Indotado para la  metafísica,  recelaba  de  la  mediocridad  de  los  que  entonces  pasaban  por  maestros  indiscutidos, aunque tampoco era fácil hallar una doctrina con la que pudiera identificársele, al margen de la que tozudamente  iba  construyendo  para  sí  mismo  con  una  determinación  silenciosa  y  obstinada, atesorando, además, un sentido más irónico que sarcástico y una profunda socarronería, sobre la que fue construyendo esecarácter suyo, trasgresor e irreverente, que marcaría luego su mejor fotografía.

En tan largos años de profesión, lo único que no ha perdido Masats es su propensión a la misantropía y su afición a la soledad y el apartamiento. No es sorprendente que haya sido uno de los fotógrafos españoles  menos  frecuentados  por  expertos  y  galeristas.  No  obstante,  no  ha  podido  sustraerse  a algunas solicitudes, como la que le llevó en 1999 a realizar una monumental exposición retrospectiva o geroantológica, como él irónicamente gusta de repetir.

Atrincherado  en  su  tozuda  obstinación,  recibe  los  reconocimientos -en  los  últimos  años  se  le  van acumulando: Premio Nacional de Fotografía, Premio de las Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid, Premio Bartolomé Ros…-con indulgente complacencia y cierto regocijo socarrón.

Catalán en Madrid y madrileño en Cataluña, este ciudadano del mundo que nunca buscó la fortuna o la celebridadsólo ambiciona ya, como su admirado Walter Benjamín, la gloria sin la fama, la grandeza sin brillo y la dignidad sin sueldo. Aunque esto nunca se sabe.

Publio López Mondéjar

 

Agradecimientos:

Blanca Berlín