Sin título, 2019-2020. Diego Santomé
Varias xilografías de Diego Santomé cierran el discurso. En ellas representa nubes. La xilografía es una técnica costosa, requiere tiempo y una laboriosidad manual muy reñida con el sistema en el que estamos inmersos. Que el objeto de representación sean nubes no hace más que reivindicar el derecho a ese esfuerzo, la paradoja de dedicar horas de trabajo a representar un elemento efímero.
Explicaba en una entrevista a Juan Canela (7), con motivo de su exposición del CGAC, Peza de esquinas e outros espazos en conflito su intento de distanciarse de las prisas del sistema consumista. Ante su obra, el espectador necesita adaptarse a este nuevo ritmo, no sólo para comprender su trabajo,” sino para relacionarse con el mundo, es decir, dedicar tiempo a profundizar, estudiar y construir un pensamiento crítico, no anestesiado del sistema.”
Escribió Agar Ledo que las piezas de Diego Santomé son “procesos de desocultación que emergen como fracaso de las utopías sociales, cuya huella recupera el artista para reflexionar sobre la posibilidad de reconstruirlas” (8). Ralentizar los procesos, las miradas, los pensamientos. Quizás hayamos fracasado pero el arte y sus espectadores pueden forzar, con sus gestos, una nueva revolución.
Biografía de Diego Santomé
(Vigo, 1966 ) Lo íntimo, lo cotidiano, lo absolutamente común y en apariencia intrascendente puede cobrar un distinto interés, el de sugerente plástico, si es manipulado y en cierto modo, transformado, por un temperamento creador, artístico.
Esta es la actitud de Diego Santomé, joven valor plástico, nacido en Vigo en 1966. Participó en la exposición “Indisciplinados”, del Museo de Arte Contemporánea de Vigo, en la segunda Bienal de Videoarte, en Israel, y posteriormente realizó muestras individuales en Artium, de Vitoria, y en la Galería Pilar Parra de Madrid. Su postrer aparición fue en la muestra “Sin generación”, del Auditorio de Galicia, en Compostela, y última obra para la vigésimo novena edición de la Bienal de Pontevedra.
Con aportaciones y sugerencias de diversas personas, cuyas vidas y peculiaridades estudia, Santomé busca su expresión, implicada socialmente, recuperando tradiciones artesanales, para reducir y hasta suprimir la ideal distancia entre el artista y el público en general.
Objetos comunes, como bolas de billar americano, múltiples y estudiadamente situadas en un espacio indeterminable, constituyen su reto de atención al espectador, acaso pensando en la obra del escritor australiano, premio Nobel de Literatura, Patrick White y sus “Esferas del mandala”.
Así, la obra participa de la instalación, del móvil variable, para ser expresión única y múltiple. Aquello que parece ser ajeno a la intención convencionalmente creativa es, al fin, vanguardia plástica, si bien enlazada con modos de proceder que ya son historia en las páginas dedicadas a estudios sociales.